Hay días especiales... y luego los días en que uno acaba los exámenes (que son más especiales aún) y necesita darse un lujo, respirar aire fresco y comer como un rey con los suyos... y eso pasó ayer.
La decisión del local no fué complicada, cada día estamos más contentos con el San Carrodio. Muy buena cocina, un trato acojonante y lo más importante,
siempre salimos satisfechos y con una sonrisa sin tener que gastar más de la cuenta.