martes, 26 de abril de 2016

Vinoteca Moratín (Madrid)

¡¡Hola zampones!! Hoy vamos con una crítica que me evoca recuerdos agradables ya que se trataba de un miércoles en que mi vida dio un paso importante... pero vayamos poco a poco. Hoy os hablaré de Vinoteca Moratín (Calle Moratín 36, Madrid).

Era miércoles, la noche anterior había sido intensa y me levantaba con una sensación rara. Por un lado alegría por la decisión que tenía que tomar, por otro lado nerviosismo y todo mezclado con un sueño terrible por haber pasado una noche horrorosa. Me tocaba acercarme al ministerio de Sanidad y elegir mi plaza como MIR... y así fue, Neurología en Santiago ya era mía, ahora tocaba celebrarlo con una gran comida.

No suelo usar Tripadvisor y si lo uso intento ver las opiniones más destacables basándome en los niveles de los usuarios. A escasos 250m de mi hotel se encontraba el Nº4 de Tripadvisor Madrid, Vinoteca Moratín. Ojeando y repasando fotos y comentarios vi que era lo que buscábamos.

Saltándonos el catering que se nos ofrecía en un evento ese mismo día a las 14:00 aparecimos por allí (previa reserva) mi padre y yo.

Antes de nada os pido disculpas, la poca claridad del día y el estilo de iluminación tenue del local no me han ayudado para nada a conseguir fotos decentes, este restaurante se merece algo más de calidad a nivel gráfico... pero es lo que se pudo conseguir.

Después de la autocrítica paso a relataros nuestra experiencia. La Vinoteca Moratín es un bistró situado en una de las zonas más representativas de Madrid (a unos 100 metros del Paseo de Prado). El local es pequeño pero en su justa medida, unas 10 mesas pude contar; se caracteriza por tonos madera y blancos, iluminación tenue, estanterías llenas de botellas de vino y un trato muy profesional tanto por parte del servicio como sobre todo de Marcos, el chef y a la par encargado del local.

Algunas mesas (como la nuestra) tienen una disposición afrancesada, es decir, con bastante poco espacio con las contiguas, pero como el ambiente es relajado y sosegado no es problema en absoluto.


Expusimos que era nuestra primera visita y, sabiendo que no tenían menú degustación, queríamos probar lo máximo posible tanto de platos como de vinos. Descartados los canelones de carrillada ("hoy se me pasaron un poco y no están al nivel que me gustaría" dijo Marcos) y el pulpo sobre parmentier de patata ("sois gallegos, con el pulpo no os voy a impresionar" volvió a comentar) dejamos la experiencia un poco a su criterio. Os dejo la carta, muy escueta pero todo tremendamente apetecible.


La carta de vinos consta de más de 100 variedades, la gran mayoría de vinos poco usuales en la restauración habitual que suelo frecuentar. Aunque nosotros fuimos a copas, sí que tuve la impresión de que el rango de precio medio (15€-25€) está poco representado en porcentaje al rango superior (25-40€).

Para comenzar se nos ofreció una ración de la cuchara del día, que en este caso era una sopa de tomate con queso curado y que nos trajeron en sendos platos para mayor comodidad.



Me sorprendió por la intensidad del sabor pues uno está más acostumbrado a la frescura del gazpacho y nada que ver. Un plato potente (ya que el tomate al madurar gana mucho carácter) que necesitaba que ese queso que lo coronaba fuera relativamente fuerte, cosa que así sucedió.

Por cierto, el pan lo van sirviendo a una cadencia más que correcta, tanto el pan más clásico como algún trozo de pan con aceitunas negras, muy agradable para combinar con este entrante.

A continuación pudimos disfrutar de media ración de alcachofas con sal de cecina. Como podéis observar aunque el local sea, por definirlo burdamente con un adjetivo, "algo fino", las raciones son contundentes.


Menuda sorpresa la textura de las alcachofas, se deshacían en la boca. Un plato muy equilibrado a la par que curioso y simple. A lo largo de este texto "delicadeza en la ejecución y gran textura" van a ser palabras muy repetidas.

Continuamos con una elaboración típica de esta vinoteca, puerros confitados con romescu.


El romescu no estaba hecho a partir de su receta más clásica afortunadamente pues se me hace muy pesado. Quiero puntualizar que me pareció un plato complicado de comer pues el puerro, aunque cocinado, tiene una consistencia más bien dura y hay que cortarlo de manera longitudinal, haciendo que la entrada en boca sea complicada. Quizá de lo probado fue lo que menos me sorprendió, posiblemente por unas expectativas muy elevadas por mi parte.

El siguiente paso consistió en probar media ración de salmón marinado en casa con vinagreta de encurtidos.


Volvíamos a la cocina sutil, con mimo. Disfrutamos mucho de la delicadeza (y a la vez sencillez) de esta elaboración.

Ahora tocaba el plato fuerte de pescado, una ración de bacalao confitado sobre escalivada de verduras.


Otra vez nos sorprende con una textura soberbia del bacalao, en este caso también acompañada de un gran sabor. Lo único que nos sobró fue la cebolla que hacía de cama de la propia escalivada, demasiado dura.

Como remate en cuestión de platos fuertes pedimos media ración de Steak tartar tradicional cortado a cuchillo otro de los platos estrellas de la carta.


La última vez que había probado el Steak Tartar había sido en el Acio (Santiago de Compostela), justo antes de su cierre y no había quedado nada satisfecho. En este caso todo lo contrario, exquisito. Además lo acompañaron de unas hogazas de pan cortado fino y un par de salsas picantes ya que le expliqué a Marcos que me encantaba.


La salsa naranja tenía un picante medio-intenso y un sabor muy agradable, la salsa roja era la más potente, apta para pocos paladares aunque a mí personalmente me gustó, pero menos que la otra (por su propio sabor, no por su intensidad).

Ahora haciendo esta crítica me doy cuenta que se nos cobró una ración entera de Steak Tartar, cosa que en el momento no nos dimos cuenta, un fallo importante a tener en consideración. Me quedé con ganas de probar algo "de morder", algo dónde hincar mis fauces...pero el estómago tiene una capacidad limitada y no me arrepiento de las decisiones que tomamos ese día.

Rematamos esta gran comida con dos postres. El primero un coulant de chocolate con yogurt griego.


¡Que sorpresa! ¡No me esperaba un coulant tan rico y cremoso! Últimamente he probado gran cantidad de coulants y considero que este está entre los mejores que he catado.

Finalmente acabamos con unos helados artesanales, uno de violeta, uno de pera limonera y otro de albahaca (se nota que esta foto la hice mientras compartía conversación con Marcos...deja mucho que desear).


Los helados nos parecieron los tres originales, recomiendo pasar del de Violeta, al de pera y finalizar con el frescor de la albahaca.

Finalmente acabamos con sendos cafés, que por cierto, fueron invitación de la casa, todo un detalle que siempre agradezco en este tipo de comidas.


Y ahora me preguntaréis ¿Y la bebida? Pues como soy más foodlover que winelover os los dejo para el final, no me considero de momento apto para hacer una crítica ni constructiva ni madura de cada vino, os dejo el nombre y su correspondiente uva.


La comida la comenzamos con dos blancos bastante diferentes entre si:
  • Pago de Cirsus 2014: Chardonnay
  • Mernat 2015 (Toledo): Viognier
 Continuamos con otro par de vinos tintos:
  • Án /2 2014 (Mallorca): Callet, Fogoneu y Cabernet Sauvignon 
  • Caliza 2012 de Marqués de Griñón: Sirah, Petit Verdiot y Graciano
Y finalizamos con dos vinos dulces, uno más clásico y otro muy curioso:
  • Quinta de la Rosa Late Bottled Vintage 2011: Oporto 
  • Château Dereszla Aszú 3 Puttonyos 2010 (Hungría): Furmint y Hárslevelii
Me agradó mucho el maridaje, con unas pocas palabras sobre nuestros gustos supieron dar con elecciones muy acertadas.

Y bueno, ahora viene el momento de "la dolorosa".


Todo nos salió por 102.50€ entre los dos, os recomiendo tener muy en consideración que prácticamente la mitad de la cuenta se basa en comida y el resto en vinos. A mí, para ser una ocasión especial, un local un poco más "chic" de lo que estoy acostumbrado y además en pleno centro de Madrid me pareció un precio muy ajustado (quizá si le tengo que poner una pega, los vinos dulces me parecen algo caros... pero es una sensación que tengo siempre que los he pedido).

Vinoteca Moratín no sé si será merecedora del tal posición en Tripadvisor, tampoco vengo a juzgar ese tema ni podría hacerlo. Lo que sí sé es que se come muy bien sin tener que pagar un precio desórbitado, que el personal es encantador y que la cocina trabaja con un mimo y una delicadeza más allá de lo esperado manteniendo el espíritu bistró con recetas sencillas pero sorprendentes.

2 comentarios:

  1. Un placer haber disfrutado esta maravillosa velada contigo Zampón. El local muy bien, las viandas y los vinos de 10, el Chef Marcos impresionante con sus comentarios y su amor a la cocina y los productos. En resúmen cuando vuelva a Madrid, sin duda volveré al Moratin.

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  2. Un lugar sin dudas a visitar. Todo parece riquísimo .saludos y felicitaciones por tu Plaza de neurología.

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