sábado, 29 de agosto de 2015

Una escapada a la Ribeira Sacra

¡¡Hola zampones!! Al fin este verano me he hecho una mini escapada, en este caso a la Ribeira Sacra. Lo primero que tengo que comentaros es que queda más cerca de lo que en un primer momento pensaba, poco más de una hora separan Santiago y Chantada.

En principio surgió la duda de si casa rural o hotel en plena Chantada para el alojamiento... pero al haber fiesta en esa zona y ser poco amigo de coger el coche después de beber decidí que nos alojaríamos en el pueblo, concretamente en el hotel Mogay. Un hotel céntrico y de habitaciones más que correctas del que tan solo hicimos uso para pernoctar. Hablan muy bien del restaurante "A Faragulla", de los mismos del hotel, pero estaba cerrado por fiestas.


El primer día fuimos a la fiesta de la empanada en el monte, una locura de fiesta muy recomendable, aunque lo mejor es ir con gente de la zona "unido" a alguna de las tantas peñas que se reúnen allí. Comimos, bebimos, bailamos y lo pasamos en grande.


Al día siguiente madrugamos (todo un logro después de lo sucedido el día previo) y quedamos con un buen amigo, el cual nos tenía preparada una visita a los viñedos de la zona y un paseo por el Miño en catamarán, el cual sale de Belesar y dura aproximadamente 2 horas.

No es lo mismo verlo en foto que vivirlo, el pensar cómo se trabaja manualmente esos viñedos, esas zonas tan escarpadas...no me extraña que lo llamen "agricultura heroica", son, y permitidme definirlo con un símil bastante tosco, los percebeiros de la uva. Probar las uvas directamente de la parra, sus distintas variedades, que te expliquen secretillos de la enología estando allí, no tiene precio.


El paseo por el Miño es más que recomendable para tener una buena visual de la zona y aprovechar las explicaciones de la guía para embeberte más en la historia de esas tierras. También os destaco que hablan bastante bien del restaurante que está justo en el embarcadero, O Batuxo de Belesar.


Pero bueno... si esto se llamara las Historias del Zampón y sus Largos Periplos seguiría...pero esto es El Zampón de Compostela y llegó la hora de comer.

Lógicamente nos dejamos llevar por la gente local y cuando aún no nos habíamos dado ni cuenta estábamos cuatro zampones en Casa da Veiga (Torno, 36 Saviñao; os dejo el teléfono por si os es complicado llegar  982 453 079). Casa da Veiga se trata de una acogedora casita de piedra, a pie de carretera pero en un paraje tremendamente tranquilo. A los fogones encontraréis a Jorge, un joven cocinero que ha trabajado hace un tiempo en O Grelo, en Monforte.

La resaca del día anterior hizo que dejara las fotos del local para cuando hubiéramos finalizado la comida, y mi memoria me jugó una mala pasada. El comedor es acogedor, 7 o 8 meses creo recordar. Tanto al fondo como a mano derecha dos terrazas, una de ellas cubiertas y con un horno artesano donde me comentaron que trabajaban muy bien el cordero por encargo.

Para regar la pitanza nos tomamos mencía Condado de Sequeiras 2014, un vino joven y suave pero con un retrogusto bastante intenso.


De primeros pedimos pulpo a feira, jamón ibérico y unos "croquetones" de marisco.


Las croquetas hacían honor a su nombre por su generoso tamaño, de textura agradable y sabor suave.


La ración de pulpo me pareció un poco pequeña (aunque más que suficiente para el hambre que teníamos). Con respecto al punto hubo opiniones dispares en la mesa ya que había más de una pata, a mí me pareció muy adecuado.


El jamón estaba ideal y me puse bastante fino, todo hay que decirlo. Aun así, el grueso de la comida no fueron los primeros, fueron los segundos, y, al menos bajo mi punto de vista, el mío fue el plato más destacable de toda la comida.

Pedimos dos de churrasco de ternera, una de chuletitas de cordero y carrilleras con castañas y mencía.



El churrasco se notaba que era de calidad y el sabor a brasa le daba un toque muy agradable.


 Las chuletitas no las probé pero el comensal que las tomó me transmitió que quedó bien satisfecho.


Y yo... con mis carrilleras... me lo pasé en grande, un plato que recordaré durante mucho tiempo su sabor, con una salsa que como ya comentamos en la mesa, ligaba perfectamente y una carne tremendamente jugosa.

Y de postre apenas había espacio y de las múltiples opciones caseras pedimos una tarta de profiteroles.


 La tarta estaba buena pero después de la experiencia gustativa que había tenido unos minutos antes, fue incapaz de superarla.

 Y por último hicimos uso de la terraza adyacente y nos fuimos a tomar unos cafés y unos chupitos, alargando la comida con una amena conversación mientras el tiempo parecía detenerse. Con respecto al precio de tal comilona fué de unos 25€ por cabeza, un precio bastante ajustado viendo la calidad de los productos que degustamos, a destacar que a los cafés y chupitos fuimos invitados (tradición que me encanta como bien sabéis).

Finalmente para bajar la comida dimos un agradable paseo por una zona cercana a la imponente presa de Belesar, zona muy recomendable de visitar por cierto.


En resumen zampones, la Ribeira Sacra es una zona preciosa donde perderse unos días, a un paso de Santiago y, que si no conocéis aún, os recomiendo fervientemente hacerlo.

¡¡¡Hasta la próxima zampones!!!

3 comentarios:

  1. Gran articulo sobre la zona. Y es cierto lo de la viticultura heroica, trabajar cargado de acios en pendientes imposibles. Una excursion muy recomendable.

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  2. Aunque acabe de comer, tu blog me abre el apetito.

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