Como ya sabéis el local se localiza en Brión (Av. Santa Minia 76). Consta de una terraza de unas cuatro mesas, un comedor de otras tantas en el que destaca la madera, los manteles a cuadros blancos y marrones y que es tremendamente acogedor. Además anexo existe otro comedor también de dimensiones reducidas, estéticamente es un lugar agradable. Se utiliza una vajilla de acero porcelanado que a más de uno le evocará bonitos recuerdos.
El trato (aunque el encargado de sala cambió desde mi última incursión) sigue siendo cercano y profesional, sabiendo aconsejar.
¿Y en que consiste la carta? Bueno... pues realmente no hay carta como tal. En las estancias de este establecimiento podrás encontrarte con pizarras en las que están escritas las raciones de las que disponen con su correspondiente precio. A destacar que además tienen ciertas sugerencias del día.
Nosotros esta ocasión éramos dos zampones y nos decantamos por catar un entrante, un pescado y una carne. Pedimos una botella de agua grande (que es de agradecer que las tengan) y nos trajeron una cestita de pan. Con respecto al entrante el elegido fue una tosta de hummus con queso.
Pese a su buen sabor y cierto traslado sensorial al mundo árabe fue el plato más flojo del día, posiblemente porque los dos principales fueron soberbios. Si tengo que ponerle alguna pega diría que el hummus estaba distribuido un poco desigual (algún trozo tenía bastante sabor y otro, como el del fondo de la fotografía, apenas sabía a hummus). Pan de textura óptima, queso muy sabroso y especiado en su justa medida.
Después vino un plato que nos encandiló, arroz con bacalao y algas.
Sublime. Da gusto pedir un arroz de "algo" y poder ver y notar ese algo, cosa que muchas veces no sucede. En este caso sin duda, el propio arroz ya sabía a bacalao y alga sin necesidad de probar ninguno de los dos ingredientes. Además la cantidad de los mismos era generosa.
Una mezcla de mar en la boca, con un correcto punto de sal del bacalao y tanto las algas como el arroz tirando a poco hechos. En un primer momento nos pareció que el grano estaba un pelín duro, cosa que fuimos agradeciendo y entendiendo según lo saboreábamos. Además, por qué no decirlo, una ración de muy buena cantidad.
Como carne tiramos hacia un clásico, raxo con patatas y pimientos.
Podría decir que, junto con el de la Raxería de San Marcos, de los mejores que he probado. Nada tiene que ver el raxo del Filiberto con el otro, pero ambos me han parecido muy buenos. En este caso la condimentación es muy sutil y lo que impresiona es la textura, rara vez probarás un raxo tan tierno y tan jugoso.
De postre fuera de carta había coulant con praliné de almendra, crumble y fresa, el cual decidimos pedir para compartir.
Como colofón acabamos con sendos cafés, uno con leche normal y otro de pota con su correspondiente aguardiente.
Es de agradecer que el café de pota viene en jarrita, lo consumes en "cunca" y da de sobra para repetir.
Y bien, ahora toca hablar de precios.
La cuenta final ascendió a 41.20€, precio que para lo disfrutado me parece muy competitivo y con una excelente relación calidad/precio. Voy añadir dos matices, el pan me resultó barato (1€ el pan para los dos) y sin embargo el café con leche algo desproporcionado (1.50€).
En resumen: Si ya sabía que el Filiberto brillaba en cuestión de menú del día, de carta se mantuvo más que a la altura. Un local muy a tener en cuenta si se quiere hacer una pequeña escapada desde Santiago y probar algo diferente.
Espero como siempre que os haya gustado y os animo a dejar un comentario de vuestra experiencia, o de lo que queráis, aquí debajo. ¡¡Hasta la próxima zampones!!
Ya había leído la crítica del Menú del día y ya me había llamado la atención..., pero con la de hoy.... Uisss ese arroz con bacalao u algas que rico debía de estar!!!
ResponderEliminarCuando sea así.... Lleva un tupper y trae un poco..., jajaja.
Biquiños