Marisco y pescado en Combarro, restaurante El Ancla

¡Hola zampones! Ya hace bastante tiempo que por cuestiones personales no escribo pero que sepáis que por falta de ganas no es. Hoy os traigo un pequeño post de un local y a la vez una opción para pasar el día, una visita a Combarro.
Combarro es un pueblo pequeño cercano a Pontevedra que gracias a su belleza, de hace unos años para aquí, se está haciendo bastante turístico y con razón. A pesar del feismo de muchos de los pueblos de nuestra querida costa gallega aún quedan enclaves con encanto como este.

La zona vieja de Combarro destaca por muchas cosas, la más importante es su cercanía al mar. Casitas de piedra reformadas con bastante tacto y hórreos desde los que si tienes una caña un poco larga incluso podrías pescar en marea alta. Callejones estrechos y escaleras por las que perderte se funden con la zona más moderna del puerto, donde barcos pesqueros y de ocio parecen convivir en armonía.

Y bueno, después de poneros en situación con este pequeño preámbulo vamos a lo que vamos, ¡¡a papar!!.
Hoy os voy a hablar de Restaurante El Ancla (Avenida Chancelas 87, Combarro). Había oído mucho de este local e incluso había sufrido alguna vez viendo como mis amigos me mandaban fotos poniéndose las botas pero nunca me había podido acercar hasta esta ocasión.

¿Qué concepto de local es? Pues es un local al que se va por encima de todo a comer. ¿Y por qué digo esto? Pues porque quizá no sea el local más bonito o cómodo en el que hayáis estado, se basa en un comedor con una larga barra y con una densidad de sillas y mesas muy alta, incluso a los camareros les resulta complicado desplazarse. Esto hace que la cantidad de ruido en el comedor sea considerable pero... también estas cosas (si vas previo aviso) tienen su encanto. Nosotros este domingo llamamos a las 12:00 y de milagro nos ofrecieron una mesa para las 15:30-16:00 (y eso que solo eramos dos). Os dejo el teléfono: 986741173.

Pues bien, llegamos un poquito antes de la hora y después de esperar un par de minutos nos prepararon una mesa y se acercó una chica muy agradable a comentarnos como se trabajaba en ese local. "Hoy tenemos centollo, nécoras, camarones, cigalas, almejas, percebes y pescados variados, ¿os pongo un poquito de todo?". El menú básico parte de 25€ y tiene todo lo que os comento, el pescado lo eliges entre varios que te ofrecen (raya, lubina, sargo, san martiño...) incluyendo bebida, un pequeño surtido de postres, café y chupitos. Si quieres algo más especial solo tienes que decirle a la chica cuanto dinero quieres gastar y ellos se adaptan a tus necesidades. Al ser nuestra primera visita nos recomendó el menú básico. De beber también nos comentó que entraba todo lo que quisiéramos (aunque si pides un vino especial supongo que eso va a parte, como es lógico) y pedimos una botella de vino blanco de la casa y un agua.

El vino, lejos de ser la mejor cosecha que he probado, se dejaba beber. El trato en sala muy apurado pero eficiente.

Con la primera bandejita nos divertimos mucho. Un puñado de camarones bastante pequeñitos pero sabrosos, dos nécoras bien llenas, unas cuantas cigalas que a mí me gustaron más que a mi acompañante y un bruño (centollo pequeño) que disfrutamos entre ambos. Una de las nécoras estaba blandita de más pero en términos generales todo muy apetecible.

Luego llegaron las almejas y pudimos dar buena cuenta del pan (que por cierto repusieron tan pronto acabamos). Los percebes eran un poco escasos y pequeños pero eran de aquí y tenían buen sabor (para mí es preferible esto a que sean grandes pero luego insípidos o llenos de agua como pasa muchas veces con el producto marroquí).

Con respecto al pescado yo en un primer momento pedí raya (me encanta la raya...) pero recordé que a mi acompañante no es el pescado que más le gusta y como siempre compartimos todo lo que hay en la mesa al final nos decidimos por un San Martiño y rodaballo.

Así como al marisco le he puesto algunas pegas he de reconocer que el pescado, en especial el rodaballo que nos recomendó la camarera, estaba espectacular. No me fío tanto de mi paladar para aseverar que era pescado 100% fresco pero lo que es innegable es que el sabor y la textura eran perfectos. Además las patatas que lo acompañaban eran sencillas pero muy agradables también.

Y ya para ir finiquitando la tarea vino el surtido de postres, un café americano (no hay de pota) y uno con leche además de unas botellas y unos vasitos para los chupitos.

Es una pena que en este tipo de menús (como por ejemplo en San Xordo o en A Cañiza) los postres siempre sean industriales, se le da muy poco peso a esa parte de la comida y yo creo que con un par de postres caseros, subiendo un pelín el precio, lo bordas. Aún así el pequeño surtido de tartas estaba rico y como somos "El Zampón De Compostela" y no "El Finolis de Compostela" le pedimos a la camarera que nos trajera un poco más de tarta de chocolate (recalcando que si eso conllevaba un pequeño sobreprecio no había problema, una cosa es ser zampón y otra muy distinta tener morro).

Y así finalizó nuestra comida, el precio ya os lo comenté más arriba pero os lo repito (¡que sé que os gusta más ver las fotos que leer zampones!), fueron 50€ todo incluido.

Me pareció un precio muy acorde para lo comido y es muy probable que repita, esta vez reservando con algo más de antelación.

En resumen, El Ancla es un local en el cual lo que premia es el producto por encima de todo y a unos precios más que correctos, una opción muy interesante si os apetece marisco y sobre todo un buen pescado.

Como siempre os animo a dejar un comentario aquí debajo con vuestra experiencia o con lo que queráis aportar. La próxima vez que escriba creo que va a ser sobre un local de Santiago... un local muy muy céntrico... y hasta ahí puedo leer. ¡¡Hasta la próxima zampones!!